Javier Gámez Arquitecto
Sobre mi

Sobre mí
Javier Gámez
Nací y crecí en Vélez-Málaga, donde me establecí definitivamente una vez conseguí el título de Arquitecto en la Universidad de Sevilla en el año 2.000.
Tras más de 25 años como arquitecto y muchos proyectos realizados, me encuentro en el momento más fructífero de mi carrera, puesto que reúno tanto experiencia como juventud, entusiasmo y ganas de seguir en la brecha, y cada día disfruto más con lo que hago.
A lo largo de estas dos décadas he tenido la suerte de poder integrar un equipo muy eficiente de colaboradores (topógrafo, delineante, calculista, aparejador, ingeniero, abogado, etc) de total confianza y similar o mayor experiencia y profesionalidad que la mía propia.
Más sobre mí
Hacemos la diferencia
Somos un estudio pequeño, y por ello ofrecemos un trato muy personal, cercano y de confianza. Siempre respondemos las llamadas de nuestros clientes.
Para nosotros, ver una casa terminada es una gran satisfacción, porque sentimos que hemos contribuido a la realización del sueño de esa familia.
Por ello, le prestamos mucha importancia a conocer las necesidades reales del cliente, y le acompañamos en el difícil y a menudo tedioso proceso de la obtención de la licencia de obras.


Estamos comprometidos con nuestra profesión, nos esforzamos en proyectar y construir viviendas de tamaño medio, procurando siempre diseñar la casa que se ajuste a las necesidades del cliente, con la mayor agilidad y control del presupuesto.
Pensamos que un proyecto bien pensado siempre ahorra dinero, tiempo y disgustos.
La buena arquitectura no tiene por qué ser cara. Se trata de pensar dos veces antes de dibujar, de buscar, una vez dibujado, qué se puede mejorar en el diseño, y si ello implica dedicarle unas horas extra, lo hacemos encantados en aras a un buen resultado final.
Algo Más Personal...
El tiempo no pasa en vano. 25 años metido en esta profesión, tan bonita como sacrificada.
Años que han dado mucho de sí, y en los que yo he dado mucho de mí. Muchas horas a pie de obra, recorriendo despachos de Ayuntamientos y siempre con mi fiel amigo y aliado día y noche: el ordenador. Más de 500 clientes satisfechos, edificios que seguirán ahí cuando yo ya no esté aquí.
Burbujas y crisis, elogios y críticas, ilusiones y decepciones, alegrías y penas, aciertos y fallos, triunfos y fracasos… Años muy interesantes en cualquier caso. Hoy, 25 primaveras después, me siento con más ganas que nunca, siempre al pie del cañón, ratón en mano, esforzándome cada día, aprendiendo lo que aún no sé y aplicando lo que ya si sé.
Y sobre todo, procurando no tropezar dos veces con la misma piedra. Aprendí a amar y respetar mi profesión, a encontrar placer en este hacer. Intentando superarme y poniendo sobredosis de pasión en cada nuevo encargo, con máximo empeño en mi desempeño.
A los compañeros, amigos y competencia al mismo tiempo, nunca le niego mi mejor consejo cuando me lo piden. Obsesionado con buscar la belleza, que a veces, cuando las musas me visitan, encuentro.
Enemigo del conformismo y de la monotonía, eso lo dejo para otros. Lo fácil y rápido no es lo mejor. El dibujo hay que mirarlo y remirarlo, siempre con ojo crítico, antes de darlo por concluido. Y si hay que repetirlo, se repite y punto.
Al cliente, que me da de comer, hay que darle “liebre por gato” y no al revés. Afortunado de tener la profesión que tengo, que me gusta cada día más, a la que se lo debo todo, y al fin y al cabo, para lo que he venido a este mundo.
Pido a Dios que me de salud para seguir en la brecha otros 25 años o más.
Detalles que no pasan desapercibidos...
Nos esforzamos por realzar la estética exterior de la vivienda sin incurrir en costosos excesos.
Por ello, diseñamos las fachadas con quiebros, retranqueos y voladizos, que le den cierta “gracia” al exterior de la vivienda.
Siempre que el presupuesto del cliente y la normativa nos lo permiten, jugamos con los materiales de la fachada, incorporando alguna pieza de la misma en un material más vistoso, como revestimiento porcelánico, piedra caliza, madera o aluminio.
Prestamos especial atención a la distribución, composición y tamaño de los huecos en fachada.
Las ventanas y puertas correderas de fachada son elementos costosos, y por ello procuramos ponerlas allá donde conviene más, sin abusar, para no encarecer innecesariamente el costo de la obra ni el consumo energético.

Cuando le empezamos a diseñar su proyecto al cliente , que tiene un presupuesto limitado ( y casi siempre escaso) , realizamos una importante labor de “contención” en sus pretensiones.
Efectivamente, es frecuente que a la hora de dibujar los bocetos, el cliente, movido por la ilusión que le genera el proyecto de su futura vivienda, se “entusiasme” , se “venga arriba”, y nos pida cosas que, sumando unas a otras, pueden llegar a sobrepasar su presupuesto (piscina más grande, sótano más grande, cocina más grande, etc).
En estos casos, nos esforzamos por ir advirtiéndole de que “el papel lo aguanta todo” pero que a la hora de construir, nos habremos pasado del presupuesto del que dispone.
Esta labor, de poner al cliente “los pies en la tierra” es muy importante para no desviarnos del presupuesto. Y al final nos lo agradecen.